CUANDO UNA CAMPAÑA DE MARKETING VIRAL SE VA DE LAS MANOS
Una plaga de payasos asesinos atemoriza a EEUU. Este año, el disfraz estrella en Halloween será el de payaso asesino. Y es que, están siendo protagonistas de las redes sociales en las últimas semanas
Se trata de una serie de payasos cuyo único fin es atemorizar al vecindario, grabarlo y subirlo a YouTube. El primer «avistamiento» de un payaso asesino se produjo en la ciudad de Greenville, Carolina del Sur y desde entonces se están produciendo apariciones constantes que han alertado a las autoridades y que preocupan enormemente a la población estadounidense.
¿De donde vienen estos payasos? No es casualidad que esta fiebre de los payasos asesinos tenga lugar apenas unas semanas antes de la celebración de la fiesta del terror por excelencia: Halloween. Además, el primer avistamiento coincide con la preview de una película de terror independiente “31” de Rob Zombie. Por lo que todo apunta a que empezó como parte de un truco publicitario que se ha ido de madre.
¿Qué ocurre cuando la estrategia de marketing alcanza límites insospechados? Los imitadores han ido demasiado lejos en esto de intentar asustar al personal. Hasta el punto de que el miedo ha provocado que muchas comisarías emitan comunicados alertando de que ir vestido de payaso «puede crear una situación de peligro». Internet ha alimentando este foco de entretenimiento y ahora emergen multitud de imitadores que están volviendo locos a las autoridades, y a los internautas. Y lo que es más preocupante, algunos de estos vídeos acumulan ya más de 70 millones de reproducciones. Un entretenimiento peligroso que hasta ha dejado sin trabajo, temporalmente, al Ronald Macdonald que ha visto su imagen perjudicada por esta ola viral de payasos asesinos.
Este hecho nos hace plantearnos el poder de las estrategias de marketing viral. Y nos surgen algunas preguntas: ¿Son efectivas? Cuando hay tanta viralidad, ¿se pierde el mensaje por el camino? Cuando un equipo creativo diseña una estrategia, busca llegar a muchas personas. Pero los gustos de los consumidores son caprichosos y no existe la fórmula exacta para la viralidad. Y cuando pasa, ya no hay vuelta atrás. Una vez la cadena se hace potente, ¿se puede controlar? La realidad es que controlar una información viral es como querer ponerle puertas al campo. Solo queda esperar a que una nueva locura le quite protagonismo, y sencillamente los payasos volverán a la pantalla de cine de la que salieron. Quedando solo en el recuerdo de un susto.