ABRE BIEN LOS OJOS, EL NEUROMARKETING ESTÁ EN TODAS PARTES
El neuromarketing estudia el comportamiento del consumidor por medio de las emociones, motivaciones y percepciones.
La neurociencia estudia lo que ocurre en nuestro cerebro cuando recibimos estímulos del exterior. De esta manera las marcas obtienen información muy valiosa que utilizarán para que sus mensajes sean mucho más efectivos a la hora de vendernos un producto o servicio, en otras palabras, pretende motivar y analizar nuestro inconsciente.
Recibimos multitud de mensajes todos los días. A continuación te demostramos que tu día a día está lleno de neuromarketing. Más de lo que te imaginas.
En los supermercados: Es el sitio por excelencia del neuromarketing. Desde el olor que desprende la panadería de la esquina, hasta la nevera de bebidas frías en la cola de la caja que te dice: “Tú no lo sabes, pero tienes sed”. Todo está planeado y tiene un por qué. En primer lugar, la música es uno de los factores clave que influye en nuestro comportamiento cuando hacemos la compra. Nada mejor que acelerar el ritmo del hilo musical, sobretodo si es hora punta. Esto provoca que aceleremos nuestras decisiones de compra y que las colas en las cajas no se vuelvan eternas.
Uno que poca gente conoce es el truco de los carritos de la compra. Ahora entenderás por qué nos cuesta tanto esfuerzo llevarlos en línea recta por los pasillos. No es porque seas mal conductor de carritos o hayas bebido una copa de más en la comida. Es intencionado. El objetivo es que repares en los productos de los estantes de los pasillos.
Entramos en un supermercado para una compra rápida y cuando te quieres dar cuenta ha pasado una hora, ¿verdad? Tiene un porqué. La disposición de los pasillos y la distribución de los productos están pensados para que no te dejes ni una sola esquina del supermercado sin recorrer. ¡Hasta la última balda! Aquello que necesitas siempre estará al final del pasillo.
En las tiendas de ropa: la música vuelve a ser un factor fundamental. No encontrarás nunca una tienda con canciones lentas o sin hilo musical. Al contrario, nos ponen temas marchosos. Intentan provocar nuestras ganas de juerga y motivación. Es como si una voz del subconsciente nos dijera: “Si te compras este vestido, esta noche arrasarás”.
¿Qué ocurre en los probadores? Cuando se acerca la hora de cerrar o cuando hay mucha cola, de repente un frío escalofriante se apodera de nosotros. Es una manera de meterte prisa. ¡Cualquiera se quita la ropa en un probador a 12 grados!
Por último, también en los probadores de las tiendas, podemos ver cómo utilizan espejos que nos estilizan. Hacen que nos veamos favorecidos. Si tu autoestima sube, probablemente lo haga también las ganas de comprar y de darte un caprichito.
Discotecas y clubs de ocio: Son expertos en descuentos estratégicos. En algunos bares, te hacen descuento en tu consumición, sólo si la pides en la barra del fondo. ¿Por qué? Es una táctica para llenar el local y que no se amontone la gente en la barra central cuando se espera mucha afluencia de público. A esto se le llama, hacer hueco.
La belleza y sexo son otro reclamo del neuromarketing. Los clubes y discotecas son los que más recurren a esta táctica. Pretenden estimular tu instinto más sensual. Y para ello, nada como llenar el local de chicas y chicos atractivos y “sexys”. Les invitan a una copa o les dejan gratis la entrada. Algo así como: “Entra a mi local, hoy pillas fijo”.
En los restaurantes: Ni frío ni calor. Jugar con la temperatura es otra de las herramientas que despiertan en nosotros reacciones. Los restaurantes saben en qué momento han de poner el aire acondicionado a toda potencia para acelerar el consumo y fomentar la rotación de mesas.
Todas estas acciones nos hacen estar más predispuestos a comprar. Como puedes ver, el neuromarketing está en todas partes. ¿Te hemos convencido?